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martes, 25 de enero de 2011

Estoy agradecida por... ¡las Guías!

¿A alguno de ustedes le conté que pude haber sido Hadita?

Desde que vivíamos en Puebla, mi mamá recuerda que alguna amiguita de la escuela me invitó a unirme al Movimiento Guía, pero como para ella no era un entorno acogedor, simplemente rechazó la oferta.

Muchos años después fue que entendimos a lo que me invitaban. Recién llegada a la secundaria, Alida Madero me invitó a una junta de Intermedias. De hecho me invitó varias veces. Finalmente dije que sí.

Confieso que las detesté. Yo era una adolescente muy racional, con una gran autoestima y, según decían los adultos, muy madura y centrada. Y las Intermedias me parecieron "demasiado adolescentes" para mi: gritaban como locas, bromeaban con soltura, bobeaban...
No sé que impresión hayan tenido las Guiadoras, pero aún con 14 años y 6 meses, decidieron que probara con las Guías Mayores. Y ésa pequeña decisión, tan compleja de tomar para ellas, fue el punto que marcó mi vida.

La 1ª Compañía de Mayores era dirigida por Maruja Partida, una joven mujer dogmática que también había sido Guía en su infancia, según entiendo. Obviamente, yo era la más joven del grupo, y ésto tuvo sus ventajas, pues al haber una diferencia considerable con las demás, naturalmente me mantuve aparte del grupo.

Las primeras salidas con ellas fueron... bueno, esclarescedoras... ¡se hizo la luz! Podía yo recorrer la ciudad caminando o en camión, me mojé en mi primer campamento como jamás me lo habían permitido, aprendí cosas verdaderamente útiles, lejos de los conceptos intelectuales a los que estaba tan cómodamente acostumbrada en la escuela y, mientras leía y releía mi manual, soñaba con salvar al mundo y acampar en la Isla de Brownsea.

Sin embargo, ser "fuereña" nuevamente fue un problema. Mi Guiadora creía que yo era demasiado retadora, demasiado rebelde y demasiado liberal... y mis compañeras, aunque aprendieron a apreciarme, no dejaban de tener un tono extraño al hablarme... supongo que les parecía yo fuera de lo común, pero no sé como explicarlo. Obviamente los meses siguientes fueron muy tensos y terminaron por romper la relación con mi Guiadora, a la que dejé de dirigirle la palabra durante las juntas. Luego se casó y se fue, y tuvimos una rara temporada de Guiadoras itinerantes e intermitentes.

Y luego vino la separación. El Grupo XV de Scouts, que se reunía la vuelta de la cuadra en "la cerrada" de Slovensko anunció que se cambiaba de local a un parque en la Estancia, y las hermanas de los Scouts evidentemente anunciaron que se irían tras de ellos. Guadalajara era aún muy chico y a todos les pareció razonable, para que todos pudieran llegar a tiempo a su junta. Yo no tenía hermanos en el grupo, pero... ¿a qué me quedaba? Yo no me sentía unida a ésa Compañía, y en cambio las que me eran significativas se iban... así que me fuí con las que fundamos la 15ª Compañía de Mayores.

Sin dudarlo, las Guías cambiaron mi vida. Si ya de por si no era yo una "típica niña tapatía", lo fuí menos luego de unirme al Movimiento. Hoy sé que mucho de lo que soy lo debo a tantas mujeres que he ido conociendo en el camino, y que me han marcado el alma con sus ejemplos y sus palabras. ¡Gracias Lorena, gracias Pi, gracias Reneé, gracias Lucero, gracias Nena Peña, gracias Flaca, gracias Gaby, gracias Maricarmen! Aunque se que hubo muchas Guías más, ustedes marcaron mi vida, y les agradezco la aportación a la mujer que soy hoy, y que aún aspiro a ser.

¡Gracias, de verdad gracias doy a la vida por permitir que existiera BP, que fundara los Scouts, que se casara con Lady Olave y que ella diera el giro decisivo a la Asociación Mundial de Guías! ¡Gracias por Captain Bourchier y su valentía! ¡Gracias a todas y cada una de las que han formado parte del CDN, porque gracias a ellas es que yo pude conocer y disfrutar las Guías!

viernes, 16 de julio de 2010

Ayuda para Monterrey (2ª parte)

Empieza a llover. Lo que al principio parece una fuerte lluvia, pronto se convierte en una tormenta que dobla los árboles que se ven por las ventanas de tu casa. Las noticias habían advertido de la entrada de un huracán, pero sabiendo que tu casa no está en la costa tomaste, junto con tu familia, las precauciones de rutina.

Llueve y truena que parece que se va a caer el cielo. ¡No para de llover, caray! Los encharcamientos poco a poco se hacen ríos callejeros, y es divertido ver la corriente que crece. Pero empiezas a preocuparte cuando ves que la corriente arrastra un coche estacionado. Mamá llama a todos y papá da indicaciones de subir niños y cosas al segundo piso. Te asomas por la escalera y alcanzas a ver agua en la planta baja... ¡tu casa se está inundando!

En cuestión de media hora, el agua ha alcanzado el metro y medio y las pocas cosas que alcanzaron a subir al segundo piso de tu casa están medio mojadas, pero completas. Abajo, la estufa, el refri y las gavetas de la cocina integral están llenos de lodo y cubiertos de agua. El sillón de tu sala flota. De pronto, alguien exclama: "¡Mis libros!". "¡Las actas de nacimiento se quedaron abajo!", dice alguien más. Con tristeza, empiezan a hacer el primer recuento de lo perdido.

Mañana sábado es el día en que llenaremos el trailer con sus donativos. Será un día largo y pesado, pues empezaremos desde las 10 am en el Tejabán Comunitario de Lomas del Centinela, donde se reúnen nuestras hermanas Guías del Distrito Centinela (jejeje... ¡obviamente!). Ahí estaremos, por si quieren llevar una caja con lo que ustedes consideren que ésas familias pueden necesitar... apoyen el programa "Adopta una Familia", emitido por la Asociación de Guías de México, Distrito Monterrey.

¿Qué me pondré mañana? ¿Cón qué lavarán los pocos trastes que alcanzamos a recoger? ¿Dónde quedaron mis zapatos, mis juguetes? No debe ser fácil estar en la situación de un damnificado. Sólo la solidaridad nos permite acercarnos siquiera con la imaginación a lo que ésas familias están necesitando... y es por éso que desde la semana pasada les hemos pedido su ayuda.

Me permito preguntarles... ¿cuántos de ustedes recibieron el llamado y lo respondieron? A todos ustedes... ¡muchas gracias!

jueves, 8 de julio de 2010

Ayuda para Monterrey

Como muchos de ustedes saben, Claudia, la "mamá natural" de éste blog, es Guía desde los 14 años. La asociación de Guías de México, como tantas otras asociaciones de escultismo femenino en el mundo, se distingue por su ayuda voluntaria en tiempos difíciles.

En ésta ocasión, la Asociación de Guías de México, y en particular las Guías ubicadas en Monterrey, están lanzando el programa "Adopta una familia" para ayudar a los damnificados por el huracán Alex. Aunque en el blog original de La Familia Natural no suele haber muchos comentarios, se que éstas notas son leídas por muchos en Facebook. Así que les pido su ayuda voluntaria para la gente de Monterrey que ha perdido todas sus posesiones materiales.

El programa "Adopta una familia" consiste en que, por familias, reúnan sus esfuerzos en especie en una caja. Hagan el ejercicio de reflexionar sobre lo que pueden haber perdido ésas personas en Monterrey... ¿si fueran ustedes, qué les gustaría que les enviaran, aparte de comida y agua?

No hay lista de contenido, sino que les pedimos que piensen en ustedes si estuvieran en la situación de nuestros compatriotas regios, y pongan en la caja lo que consideren necesario. La idea es atender a las "otras" necesidades de las familias damnificadas, pues el alimento y el agua ya estarán siendo atendidos por la Cruz Roja o el DIF. Les sugerimos incluir ropa limpia y en buen estado, botas de hule, artículos de aseo personal y artículos de limpieza.

Las cajas se pueden entregar en el parque donde nos reunimos (Felix Mendelson esquina Donizetti, en la Estancia, Zapopan) el sábado entre las 4:30 y las 7:00 pm. Ahí tendremos hojas para registrar por fuera el contenido de las cajas y los datos de quien las envía. También pueden llevarlas a mi casa a partir del viernes 9 por la tarde y hasta el domingo 11 de julio.

Les agradezco de antemano, a nombre de la Familia Natural, de las Guías de México y de nuestros compatriotas del norte. Sin duda podemos evidenciar cómo las redes sociales no sólo sirven para vacilar y perder el tiempo, sino también para organizarse y solidarizarse.