lunes, 3 de enero de 2011

Estoy agradecida por... mi familia de origen.

Todos podríamos elaborar largos y elocuentes discursos sobre la importancia de la familia de origen y la relación con la madre y el padre. Más allá del cliché, hoy quiero agradecer el coincidir con mis papás en ésta vida.

Jorge se estrenó de papá conmigo a los 21 años. Tuve un papá alegre y juguetón, muy divertido. Me encantaba verlo tocar guitarra y cantar. ¡Lástima que se lastimara su rodilla tan pronto! Nos quedamos a deber actividades juntos, pero bueno... por alguna buena razón tocaba que se detuviera y empezara a caminar más despacio (simbólica y literalmente). ¡Agradezco mucho los años de juego y risas!

Creo que nunca me gustó que se le viniera de golpe la responsabilidad por nosotras, porque éso hizo que dejara de ser divertido. Por él he conocido las cuestiones más materiales de ésta vida, y aunque por muchos años estuve peleada a muerte con éso, también hoy veo que es motivo de agradecimiento. Finalmente ésta vida es material, es un plano físico, y hay que saber moverse en ella de acuerdo a sus características. ¡Gracias por hacer que mis pies tocaran la tierra!

Y aún a pesar de todo lo que pudiera objetarle durante mi adolescencia, le agradezco infinitamente su postura de respeto y distancia frente a mi juventud y mi matrimonio. ¡Qué liberador es saber que confías en mi, y en el trabajo que hiciste conmigo!

Rosi también tenía 21 cuando nos saludamos por primera vez. Agradezco mucho haber tenido una madre jóven, alegre y de mente abierta, porque éso ayudó a que mi primera formación no fuera dogmática, aún cuando mi familia extendida no lo aprobara del todo. Aprendí de ella a ser valiente y a defender mis puntos de vista, aunque tal vez con demasiada pasión en algunas ocasiones. ¡Gracias por abrir mi mente y mi corazón al mundo!

Creo que, a diferencia de otros adultos con sus hijos, tuvimos una adolescencia generosa. Aprendimos a reinventarnos y a reconocernos conforme yo iba cambiando. ¡Gracias por mostrarme el amor incondicional!

Hoy que soy esposa y madre, ha sabido acompañarme y aconsejarme sin entrometerse ni imponerse. ¡Gracias por modelarme el respeto y la tolerancia!

Los amo profundamente... ¡estoy muy agradecida por mi familia de origen!

(Y no es que olvide a mi hermana... ella es motivo de todo un agradecimiento aparte...)

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